Estos días echaba de menos un jabón cítrico, alegre, que me diese alegría por la mañana, así que ayer, ni corta ni perezona decidí comerme una pizza y aprovechar el tiempo para hacer un jabón a mi gusto. Tenía un par de piezas del jabón de palma rojo que no me habían quedado bien cortadas (sí, es la pega del jabón artesano... que es artesano, y amorfo!) así que las rallé y reutilicé porque su intenso olor a canela y naranja iba a dar el fondo de mi nuevo jabón.
Como el jabón es para mí, fórmula sencilla, que me encanta y siempre sale bien (oliva, coco, ricino, palma, manteca de cerdo y macadamia), con un sobreengrasado ajustado y esenciales de lima, bergamota, verbena y mandarina.
Este jabón, aún nacido del espíritu del aprovechamiento, me parece de los más bonitos que me han salido. Sin pretensiones, pero llevando un soplo de sol, alegría y frescura al baño.
Sólo tengo 8 pastillas...
Es precioso!!!
ResponderEliminarMuchas gracias Azucena!
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