Mi costillo lleva varios meses usando mis champús sólidos y está encantado, así que cuando uno de mis mejores amigos me pidió uno a medida para usar con frecuencia, me animé y dije ¿por qué no?
Así que empecé a preparar los oleatos de lavanda y de romero en oliva, para regular la grasa del cuero cabelludo, y la infusión de ortigas: blanca y verde, tanto para regular la grasa, como la verde más enfocada a evitar la caída del cabello, fortaleciéndolo.
La fórmula está equilibrada con los citados oleatos, coco, ricino, almendras, palma, girasol y cera de abeja, y añadí aceites esenciales de lavanda y de romero, para reafirmar las propiedades del champú.
Huele genial, a limpio y fresco, y deja el pelo brillante, sin sensación de pesadez. Objetivo conseguido.
Tiene una pinta buenísima! me gustan mucho los jabones con ese aspecto tan natural
ResponderEliminarGracias Maribel! La verdad que queda muy rústico, así, sin colorantes ni aromas añadidos, pero es que no lo necesita (creo). Los esenciales juntos con los oleatos le dan un olor buenísimo y con añadir una forma cómoda para la mano... pues listo! ;)
ResponderEliminarMe gusta mucho el champú, y mas porque yo no me he atrevido ha hacer
ResponderEliminarninguno, mira que he hecho cientos de jabones y la verdad es que la mayoria me encantan, pero al champu le estoy dando vueltas y no acabo de ver claro el sobreengrasado, si me va ha dejar los cabellos brillantes, en fin que cuando le ves pegas a algo no hay manera de ponerse.... queda pendiente
Besos
Mangels
Pues esto es ponerse! Ya te digo que a algunos les va divino... a mí sin embargo me van mejor los hecho con tensioactivos, qué se le va a hacer. Sin embargo mi marido desde que dimos con su fórmula, no quiere otro. A veces le pongo unas hierbas y sus esenciales, a veces otras, para que el pelo no se acostumbre... :)
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