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lunes, 19 de marzo de 2012

Champú para cabello graso

Mi costillo lleva varios meses usando mis champús sólidos y está encantado, así que cuando uno de mis mejores amigos me pidió uno a medida para usar con frecuencia, me animé y dije ¿por qué no?

Así que empecé a preparar los oleatos de lavanda y de romero en oliva, para regular la grasa del cuero cabelludo, y la infusión de ortigas: blanca y verde, tanto para regular la grasa, como la verde más enfocada a evitar la caída del cabello, fortaleciéndolo.

La fórmula está equilibrada con los citados oleatos, coco, ricino, almendras, palma, girasol y cera de abeja, y añadí aceites esenciales de lavanda y de romero, para reafirmar las propiedades del champú.

Huele genial, a limpio y fresco, y deja el pelo brillante, sin sensación de pesadez. Objetivo conseguido.

domingo, 18 de marzo de 2012

Mmmmmm... el sol!

Estos días echaba de menos un jabón cítrico, alegre, que me diese alegría por la mañana, así que ayer, ni corta ni perezona decidí comerme una pizza y aprovechar el tiempo para hacer un jabón a mi gusto. Tenía un par de piezas del jabón de palma rojo que no me habían quedado bien cortadas (sí, es la pega del jabón artesano... que es artesano, y amorfo!) así que las rallé y reutilicé porque su intenso olor a canela y naranja iba a dar el fondo de mi nuevo jabón.

Como el jabón es para mí, fórmula sencilla, que me encanta y siempre sale bien (oliva, coco, ricino, palma, manteca de cerdo y macadamia), con un sobreengrasado ajustado y esenciales de lima, bergamota, verbena y mandarina.

Este jabón, aún nacido del espíritu del aprovechamiento, me parece de los más bonitos que me han salido. Sin pretensiones, pero llevando un soplo de sol, alegría y frescura al baño.



Sólo tengo 8 pastillas...

Avena y miel para Esther

Me encanta la avena.

Después de conseguir trabajar con ella y que me resulten unos jabones decentes estéticamente además de bien hechos, hoy os presento el último, hecho por encargo.

Me ha hecho mucha ilusión este encargo, porque la gente, por conocer la avena (venden jabones y geles "de avena" en todos los supermercados) no le hace demasiado caso. Sin embargo, para pieles sensibles, atópicas y/o delicadas, hay pocos jabones mejores que los de avena. Una base clásica y sencilla, que sabemos que funciona (oliva, coco y palma), complementada con karité, almendras y miel. Combinación suave, respetuosa y reequilibrante, reforzada con un alto sobreengrasado.

El agua ha sido sustituída por leche de avena hecha en casa con avena bio, y lleva harina de avena en la traza. Sin colorantes y sin aromas, es un jabón que huele suavemente a avena y miel, y no necesita nada más.

Leche de cabra, miel y canela

Me gustó tanto el jabón de leche y miel, que repetí la fórmula, añadiendo canela en polvo y aceite esencial de canela para ver el resultado.

Ha surgido un jabón muchísimo más oscuro, de un olor intenso y duradero y con la misma cremosidad que el de leche y miel. Así pues, misma combinación de oliva, coco, palma, girasol, karité y cera de abeja, con leche de cabra y leche de cabra en polvo, y miel en la traza.  Aroma de miel y aceite esencial de canela, con el añadido de canela en polvo.

Espectacular en su sencillez.

Coco cream

Estoy trabajando en lograr buenos jabones sin aceite de oliva, y este jabón ha cumplido las expectativas ampliamente. Una base de girasol, coco, palma, sebo de vaca, estearina y maíz, con un sobreengrasado moderado de maíz, ha dado un jabón suave, cremoso, espumoso y acondicionador al máximo. Una maduración de 4 meses ha ayudado a la dureza del jabón, inicialmente, algo blando. El toque de color lo da el cacao natural y la fragancia es de crema de coco, muy suave y dulce, para quien no le gusten los olores demasiado intensos.

Sin más, aquí tenéis una fórmula que no tocaré más, me encanta!

Palma rojo virgen



El aceite virgen de palma es un gran desconocido en España, a pesar de la gran colonia africana que convive con nosotros. Aunque ellos los usan para cocinar (confieso que yo aún no me he lanzado, porque tiene un olor peculiar que no sé si termina de gustarme), a mí me ha conquistado por sus inmensas cualidades cosméticas:

- Como antioxidante proporciona una fuente natural de los radicales libres que son útiles para el tratamiento contra el envejecimiento o la piel expuesta al sol. Así mismo ayuda a tener un bronceado bonito y prolongado.

- Emoliente: Permite tener una piel suave y flexible, y controla pieles con eccemas.

- Es un excelente agente restaurador que permite recomponer la capa lipídica de la piel debido a la acción limpiadora del propio jabón. Es decir, limpia suavemente, con un gran efecto de acondicionamiento.

Además (llamadme banal), le da a los jabones un bellísimo color naranja brillante, y en función de aditivos como el dióxido de titanio, amarillos naranjosos que dan un inmenso juego.

Aquí he combinado el aceite de palma virgen, con oliva virgen, coco, girasol y manteca de cacao. El agua ha sido sustituída por zumo de zanahoria, para potenciar los beneficios de bronceado del aceite de palma. 

Leche de cabra y miel



Si hay un jabón nutritivo es el de leche de cabra, y si hay un jabón "reparador" es el de miel. Unir estos dos ingredientes es lograr un combinado en el que la nutrición, la cremosidad y la untuosidad son difíciles de igualar.

Una base de oliva, coco, palma y cera de abeja, con un sobreengrasado alto de girasol y karité. Leche de cabra en la lejía y en polvo en la traza, junto con una generosa cantidad de miel. Aroma de miel, y aceite esencial de naranja hacen una mezcla divina.

jueves, 15 de marzo de 2012

Lavanda de nuevo

Hace unas semanas tuve una llamada muy satisfactoria: la madre de un amigo, a quien le había regalado una pastilla de mi primer jabón de lavanda,  me llamó para agradecerme el detalle... y para hacerme un encargo de otras pastillas de la misma fórmula, porque le había encantado. Una satisfacción enorme, ya sabéis, el hecho de que alguien cercano aprecie lo que haces... mmmmmm.... genial! Ya que muchas veces algunos de los cercanos te saltan con aquello de "pues a mí me gusta más el gel del *****dona" o "me gusta tanto que me da pena usarlo"... Que no, hombre, que no. Si los regalo, es para usarlos (y para ir haciendo hueco a los que van viniendo, que si no mi costillo me mira de reojillo). Si los vas a tener ahí... mejor ya los uso yo!

Así que reedición, misma fórmula, mismos esenciales, pero con un color más intenso. Por cierto, el aceite de macadamia en el sobreengrasado es espectacular. El tacto que queda en la piel, suave y con cierta cremosidad, es muy bueno. Va a ser unos de mis fijos.





Y aquí, ya cortado, sobre unos de los maravillosos manteles pintados de mi madre:



Manteca corporal de chocolate

Tengo unas veterinarias que son una bendición. Es raro empezar así una entrada pero es que esta manteca está hecha expresamente para ellas, ya que cuando les he llevado el jabón de cacao (entre otros cuantos) pretendían partirlo entre las tres! Así que me lo pusieron fácil para hacerles un detallito agradeciendo todos los embolados animales en que las meto.


El jabón es una reedición del de siempre, pero esta vez en forma de bombones, y la manteca una variación de la que suelo usar en casa, de macadamia y pepita de uva.

En esta manteca usé manteca de cacao alimenticia, muy especial, que me trajo una amiga de su país y ha resultado ser espectacular, aunque traiga pequeños trocitos de semilla que se notan un poco al masajear. No hay problema, es una manteca "exfoliante".  Para aligerar un poco el tacto, aceite de pepita de uva y aceite de hueso de albaricoque, un toque de cera de abeja y vitamina E, antioxidante natural. No he usado nada de aroma, ya que buscaba el aroma a cacao de la propia manteca. Formulada para pieles jóvenes.

Para quien no haya usado nunca una manteca, desecha la idea de piel engrasada que me comenta mucha gente cuando se interesan por ellas. Una manteca, usada en la cantidad adecuada, nutre en profundidad, y si se la deja unos minutos sobre la piel, dejará un tacto sedoso y aterciopelado, sin sensación de grasa. Yo, que tengo la piel muy grasa, la uso después de la ducha, sobre la piel mojada, y solamente me seco después de unos  minutos. Con una vez a la semana me noto la piel hidratada y nutrida, y sin esa sensación de descamación que a veces nos trae el frío.

Me gusta recomendar las mantecas para regalar, ya que al no contener fase acuosa en su formulación, no tiene fecha de caducidad próxima y por tanto es un producto apto para gente que se está iniciando en la cosmética artesanal. Ya sabemos que esta cosmética tiene una fecha de caducidad estricta, ya que no trabajamos con los conservantes típicos de productos comerciales (que están pensados para alargar la vida del producto, no para un beneficio directo de nuestra piel).

Así que si quieres probarla, o quieres la receta, ponte en contacto conmigo.