Mi costillo lleva varios meses usando mis champús sólidos y está encantado, así que cuando uno de mis mejores amigos me pidió uno a medida para usar con frecuencia, me animé y dije ¿por qué no?
Así que empecé a preparar los oleatos de lavanda y de romero en oliva, para regular la grasa del cuero cabelludo, y la infusión de ortigas: blanca y verde, tanto para regular la grasa, como la verde más enfocada a evitar la caída del cabello, fortaleciéndolo.
La fórmula está equilibrada con los citados oleatos, coco, ricino, almendras, palma, girasol y cera de abeja, y añadí aceites esenciales de lavanda y de romero, para reafirmar las propiedades del champú.
Huele genial, a limpio y fresco, y deja el pelo brillante, sin sensación de pesadez. Objetivo conseguido.